Estoy en un hospital. Casualmente entro a la habitación 203, veo una persona en cama, entre tantas máquinas conectadas advierto su mal estado y siento lástima por él; salgo apresurado al notar un cartel que dice COVID. Escucho como murmura el personal la gravedad del hombre y como su mujer vela por él día y noche.
Decido irme a casa, paso por fuera de la sala y diviso una mujer a su lado, llorando, tomando su mano. Al contemplarla detenidamente reconozco a mi esposa. Confundido, entro nuevamente en aquella habitación para saber qué sucede, miro la cama y soy yo.